viernes, 16 de noviembre de 2012

Por qué me comí a mi padre


Nueva colaboración para Contraseña.
Como dicen desde la propia editorial:

Por qué me comí a mi padre (Roy Lewis, 1913-1996) es la crónica trepidante y en algunos momentos jocosa de la lucha por la supervivencia de una horda de hombres mono y de sus esfuerzos por conseguir que mejoren sus condiciones de vida. Dirigidos con mano firme por Edward, el patriarca de la horda, obsesionado con que el hombre mono evolucione y ciegamente convencido de la capacidad intelectual de los homínidos para imponerse al resto de las especies animales, los miembros de la horda se van adaptando de buen grado a los importantes cambios que se suceden en sus vidas gracias, entre otros adelantos, al fuego, a los instrumentos de caza o a la exogamia. 

Para mi, ilustrar una portada, es contestar a la pregunta que plantea el libro. 
En este caso es tan evidente (¿Por qué me comí a mi padre?), que la imagen no debería dar una respuesta literal.

El fuego es una constante durante todo el libro, por lo que consideré que tenía que aparecer en la portada.


Un fuego que a la vez es corona.
Una corona de rey, dominar el fuego es sinónimo de poder. Pero también es una corona que quema, una cabeza ardiendo: “Quién juego con fuego, se quema”.


Veía que, tal vez, era demasiado sutil el juego fuego/corona, por lo que decidí añadir otros atributos de rey: cetro y capa de armiño. Toda información que ayude a la mejor comprensión de una imagen, es bienvenida.

Un vez decidida la imagen, es importante “verla” en el espacio de la portada.





martes, 6 de noviembre de 2012

Cinco Músicos en el quinto pino

Mucho tiempo sin detallar trabajos, por lo que acabaré de contar lo que dejé a medias:
Apila Ediciones cumplía cinco años y por este motivo, me propusieron realizar un álbum ilustrado.

Querían que la publicación del libro coincidiese con la efemérides, por lo que me pidieron que tuviera presencia el número cinco y éste es el resultado:LA TÉCNICA:
Considero que la técnica utilizada para la realización de una ilustración es algo más que el acabado. No debería de ser una elección caprichosa, sino supeditada a lo que queremos contar, transmitir.


Por ejemplo: la acuarela podría ser una buena elección para representar algo delicado.

En este libro, me decanté por una técnica digital, utilizando un programa vectorial. Lo que me ha permitido jugar con los elementos (personajes, instrumentos musicales…) de un modo independiente, como si se tratase de marionetas.

La historia que se cuenta, transcurre (en gran parte) durante un concierto de música clásica. Desde el primer momento, tuve claro que en el libro iba a estar lleno de músicos. Músicos en perfecta formación, casi iguales.
También, por esto, me pareció que la técnica elegida era apropiada. Puesto que con el dibujo vectorial, la repetición de un elemento y su posterior modificación (de forma, tamaño, color…) es más ágil.

Debemos aprovecharnos de las virtudes de la técnica elegida.

Todo esto para decir que si hubiera realizado el libro con otra técnica, el planteamiento de trabajo (y por extensión, el resultado) habría sido totalmente distinto.

Un ejemplo gráfico de lo comentado:


EL COLOR:
En esta ocasión, decidí trabajar el color por gamas (tengo fama de monocromo).
Tuve como referencia el círculo cromático. El cual utilicé de un modo completo y secuencial.
Intenté que el color, que también da información, participara de la historia. Por eso, los momentos de mayor tensión coinciden con la gama de rojos, por ejemplo:


Prueba de color con todas las páginas del libro.


LA HISTORIA:
No voy a contar la historia del libro. Sí que, en un momento dado, decidí que los protagonistas del libro iban a ser cinco músicos y paralelamente, el libro hablaría de los cinco sentidos… o de la falta de ellos.
Si el fondo de la historia iba a ser la música clásica: ¿Qué contexto más adecuado que la Viena de finales del siglo XIX? y todo lo que allí sucedió: la Secesión vienesa.
Fundada en 1897 por un grupo de 19 artistas vieneses que habían abandonado la Asociación. Como proyecto de renovación artística, trataba de reinterpretar los estilos del pasado ante los embates de la producción industrial que estaba desnudando estructural y estéticamente la realidad del arte y la sociedad de la época. Su primer presidente fue Gustav Klimt.
La documentación era importante en este trabajo.

Klimt aparece a lo largo del libro, dibujando fragmentos del Friso de Beethoven.

En el libro se pasa del academicismo de un teatro, a lo primario de la naturaleza. Por eso, ahora son árboles lo que antes eran columnas (que en cierto modo, son imitación de los árboles).

Para dibujar a Klimt, me basé en algunas de las imágenes más conocidas del pintor.
En estas fotos, como en un guiño del libro, también aparece Emile Floge. Compañera incondicional de Klimt hasta el final de su vida:


En la última ilustración del libro, entre otras cosas, Gustav Klimt va hacia el Pabellón de la Secesión, construido por Joseph Maria Olbrich y donde puede leerse "Der Zeit ihre Kunst, der Kunst ihre Freiheit" (A cada tiempo su arte, y a cada arte su libertad).



lunes, 5 de noviembre de 2012

Un lustro ilustrado


Mañana, 6 de noviembre, se inaugura la exposición "Un lustro ilustrado" de la editorial Apila.
Será a las 19h, en la Biblioteca de Aragón (c/ Doctor Cerrada de Zaragoza).


viernes, 2 de noviembre de 2012

¡Gracias!


Noche inolvidable la del pasado 26 de octubre, en la presentación de nuestro proyecto sinPretensiones.
El espacio, para hacer gala de nuestra incoherencia, era muy pretencioso… y bonito.
Espacio Bantierra (antiguo Casino Mercantil de Zaragoza).

Muchas gracias a todos los que hicieron de esa noche, algo especial:
Gracias a Jesús de Bantierra, un gran anfitrión. Ahora, todos los presentes, ponemos cara al término “banco bueno”. Gracias también por seguirnos el juego y salir al escenario. Al igual que Vicente, César, Jesús y Rafa. Gracias a todos por su complicidad y predisposición.

Gracias a Begoña y Mariano, por su amistad y generosidad aceptando el reto de presentar/representar un acto como el del viernes. Fueron unos excelentes jefes de ceremonias.
Begoña y Mariano, para la ocasión, con sus mejores galas.

Gracias a Ricardo por ese magnífico vídeo, por su gran trabajo.

Gracias a Félix Albo por poner la guinda al pastel. No se podía cerrar la gala de mejor manera.

Gracias a Vicky, Isabel, Sergio… por ayudarnos en la organización del evento.

Y por supuesto, gracias a todos los que llenaron la sala, sin ellos no hubiera tenido sentido todo lo que alli sucedió. Gracias también a los que no pudieron venir… pero que igualmente estuvieron.

 Por último, a mis compañeros: Julia, Chus, Elisa, Ana y Daniel. Mil gracias… por todo.
En el blog de Una cabeza sembrada hay una crónica estupenda de la editorial y de la presentación… pues eso: ¡Muchas gracias!